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17 de julio de 2025 — Se espera que los recientes cambios legislativos en Estados Unidos introduzcan complejidades significativas para el sector de almacenamiento de energía, a medida que las partes interesadas de la industria se preparan para la dinámica cambiante de las políticas y las condiciones regulatorias en evolución.
La promulgación de un proyecto de ley federal integral el 4 de julio ha generado tanto apoyo como preocupación. Si bien incluye disposiciones destinadas a apoyar la fabricación avanzada de baterías mediante créditos de producción continua, los expertos han advertido sobre posibles obstáculos que podrían interrumpir el crecimiento en el sector del almacenamiento de energía.
Según analistas del sector, la nueva legislación mantiene la elegibilidad para el crédito fiscal a la inversión en sistemas de almacenamiento de energía hasta 2030. Sin embargo, también impone normas de abastecimiento estrictas, en particular en lo que respecta a las restricciones relacionadas con "entidades extranjeras preocupantes". Se prevé que estas limitaciones afecten la disponibilidad de componentes clave, como las celdas de batería, de ciertos proveedores globales. El resultado podría ser un aumento en los costos de adquisición y una menor flexibilidad en la cadena de suministro, lo que en última instancia ralentizaría el ritmo de implementación.
Los pronósticos sugieren que estas reorganizaciones de la cadena de suministro podrían obstaculizar la expansión, a pesar de que el almacenamiento de energía sigue siendo uno de los recursos de mayor escalabilidad para abordar la creciente demanda de electricidad. Las implicaciones más amplias se extienden también a sectores adyacentes. Por ejemplo, se han reducido los incentivos para los vehículos eléctricos (VE), lo que ha provocado una revisión a la baja de la cuota de mercado nacional proyectada para 2030. En consecuencia, se espera que el crecimiento del mercado en este sector esté liderado por empresas con cadenas de suministro ya resilientes o por actores externos que se dirijan a los segmentos de consumo de alta gama.
Algunos analistas han interpretado el cambio de política como un indicador de desafíos estructurales a largo plazo para la inversión en infraestructura energética. Dado que los activos energéticos suelen tener una vida útil de décadas, afrontar cambios de política frecuentes y drásticos de un ciclo político a otro añade complejidad a los inversores que planifican la inversión de capital a largo plazo.
No obstante, quienes apoyan la legislación señalan su potencial para reforzar la capacidad manufacturera nacional. Al mantener incentivos financieros específicos, la política se considera un paso hacia el fortalecimiento de la seguridad energética nacional, el apoyo a la resiliencia económica y la mejora de la competitividad tecnológica en la industria de las baterías.
La legislación responde a peticiones previas de mayor colaboración entre el gobierno, las instituciones de investigación y la industria privada para acelerar la innovación en el sector energético. Por lo tanto, refleja tanto la promesa como la incertidumbre que definen actualmente el panorama de la inversión en almacenamiento de energía y tecnologías limpias en Estados Unidos.
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