Contáctenos
¿Qué es la pobreza energética? Es una situación en la que los hogares luchan por conseguir la energía necesaria para calentar sus hogares cómodamente. Las consecuencias de la pobreza energética son de gran alcance e incluyen problemas de salud física y mental, mayores demandas sobre los sistemas nacionales de salud e implicaciones ambientales debido a la ineficiencia energética de los hogares con escasez de combustible. Según los investigadores, se considera que un hogar se encuentra en pobreza energética si el costo del combustible necesario excede el 10% del ingreso neto ajustado del hogar.
Para realizar su análisis, los investigadores examinaron encuestas sobre vivienda de Escocia e Inglaterra, teniendo en cuenta factores como el ingreso neto, el consumo de energía y el tipo de combustible. Descubrieron que en tiempos anteriores a la crisis, la tasa de pobreza energética en Escocia era del 35,55%, mientras que en Inglaterra era del 17,38%. Sin embargo, durante los períodos de crisis, estos porcentajes se dispararon hasta el 67,26% en Escocia y el 47,68% en Inglaterra.
Curiosamente, los investigadores identificaron una fuerte correlación entre la proporción de gases residuales y la estimación de la pobreza energética antes de la crisis, con un coeficiente de correlación de Pearson de 0,81.
Entonces, ¿cómo pueden las bombas de calor ayudar a combatir la pobreza energética? Según los científicos, las bombas de calor tienen costos de funcionamiento más bajos en comparación con las fuentes de gas, lo que potencialmente podría elevar a los hogares por encima del umbral de pobreza energética. Sin embargo, los altos costos iniciales de instalación pueden ser una barrera para la adopción. Durante el período de investigación, el Reino Unido implementó una política que proporcionó GBP 5.000 ($6.340) como apoyo para reducir estos costos. Los investigadores encontraron que ese apoyo político podría reducir la pobreza energética en al menos un 90,2% en períodos normales y hasta un 97,6% durante las crisis. En ausencia de apoyo gubernamental, la reducción de la pobreza energética es significativamente menor, del 51,2% en tiempos normales y del 65,9% durante las crisis.
Sin embargo, también se debe considerar el costo de las actualizaciones de la red para adaptarse a la mayor demanda de bombas de calor. Los investigadores estiman que aproximadamente 457 de 3.891 subestaciones primarias en Inglaterra y Escocia requerirían actualizaciones para soportar la demanda adicional. Se prevé que el coste total de estas actualizaciones sea de 715,4 millones de libras esterlinas, repartidos en una vida útil de 45 años.
En conclusión, las bombas de calor tienen el potencial de sacar a los hogares de la pobreza energética en el Reino Unido. Si bien ofrecen costos de funcionamiento más bajos en comparación con las fuentes de gas residual, los altos costos iniciales de instalación y las actualizaciones necesarias de la red plantean desafíos. Sin embargo, con el apoyo político adecuado, la reducción de la pobreza energética puede ser significativa y beneficiar a los hogares, el medio ambiente y los sistemas nacionales de salud.
Según un estudio reciente realizado por académicos de la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Oxford, Aberdeenshire tiene el coste medio de actualización de red más alto del Reino Unido. Esto se puede atribuir a su proporción relativamente alta de hogares con emisiones de gases, que representan el 41,2% de todos los hogares de la zona.
Curiosamente, el estudio encontró que las Islas Orcadas y Shetland, que tienen casi un 100% de hogares con emisiones de gas, experimentan costos de mejora relativamente bajos. Esto se debe a que más de la mitad de los hogares de estas regiones ya utilizan calefacción eléctrica, que supone menos carga para la red en comparación con otras formas de calefacción.
Los investigadores descubrieron que sustituir los calentadores eléctricos por bombas de calor podría aliviar aún más la tensión en la red, gracias a la alta eficiencia de las bombas de calor. Este resultado contrario a la intuición sugiere que la adopción de bombas de calor en regiones con una alta proporción de hogares que emiten gas podría ser una solución rentable para actualizar la red.
Los investigadores profundizaron en su análisis realizando un análisis de costo-beneficio, centrándose en regiones como las Islas Shetland y Orcadas. Descubrieron que estas áreas no sólo mostraban costos bajos y beneficios relativamente altos en los períodos previos a la crisis, sino que también experimentaron tendencias similares durante tiempos de crisis.
Por otro lado, regiones como Aberdeenshire y el este de Inglaterra experimentaron menos beneficios y mayores costos asociados. Estos hallazgos pueden guiar a los responsables de la formulación de políticas a la hora de diseñar y priorizar mecanismos de apoyo e implementaciones regionales para bombas de calor.
El estudio, titulado "Evaluación de los beneficios sociales y los costos de red de las bombas de calor como intervención en crisis energética", se publicó recientemente en la revista iScience. Los investigadores enfatizan que los beneficios de las bombas de calor perduran tanto en períodos normales como en períodos de crisis.
Incluso si la crisis energética termina antes de la adopción sustancial de las bombas de calor, aún se pueden obtener sus beneficios a largo plazo. Esto es particularmente significativo considerando la posibilidad de futuras crisis energéticas. Por lo tanto, los formuladores de políticas deberían considerar la adopción de bombas de calor como una solución viable no solo para abordar los desafíos inmediatos sino también para garantizar un futuro energético sostenible.
¡Nuestro experto se comunicará con usted si tiene alguna pregunta!